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martes, abril 04, 2006
pronóstico de
abril

Segundo

Las miro dentro de la caja, todas son esbeltas, de una madera blanquísima, con la cabecita grande, roja y ovalada. Saco la primera, me mira con cara desafiante, sabe que me costará encenderla, y yo intento recoger las fuerzas para prender y soplarte fuerte, pero lento, mientras apago mi primera llama.

Sé que la primera es la más difícil, como las tiras de cera al depilar, la primera es la que más duele. Como la primera carta.

Mi primer paso, hace ocho meses, no fue el que más dolió, no señor, fue el último que recuerdo. Aquél instante de lluvia de cristales y su frágil cuerpo tendido sobre el parabrisas, aquél crujido unísono de mis piernas y su espalda, aquél chirriante sonido de los hierros al girar. Aquél instante fue el que más dolió.

Luego llegó la nada, el silencio y el blanco, a veces rojo, a veces negro, pero casi siempre blanco.

Y el primer paso no dolió porque no lo recuerdo, porque el primer paso fue despertar dos meses después del estruendo, despertar hace ocho meses y ser capaz de mover los párpados, y ése, ya, fue el segundo paso.

No me queda aliento, y he decidido apagarla bajo el grifo. Allí no caben paraguas.

Paraguas y sombrillas:
"allí no caben paraguas" ...qué chulo..
 
No siempre el paso que más duele es el primero. A veces es el que más asusta, el que más desconcierta, el que te cambia la vida en cualquiera de las dos direcciones.

Pero el dolor, el de verdad, llega cuando las cosas de pronto se vuelven reales y la conciencia asoma por cada esquina de nuestro cuerpo. Justo en ese preciso instante que nos enfrentamos de lleno a nuestros actos y sabemos que ya no hay marcha atrás...
 
que sabréis del dolor
 
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